Esta sección se enfoca en el análisis de diferentes temas y teorías de movilidad humana y migración. This section focuses on the analysis of the different themes and theories of human mobility and migration.
Dignidad y respeto de las poblaciones migrantes: una moneda de dos caras
Diciembre 2020 La dignidad es un concepto polisémico que ha evolucionado a través de los años. La dignidad se ha estudiado desde diferentes perspectivas: la política, la social, la religiosa, la filosofía, la ética y la legal. En la actualidad, la Declaración Universal de Derechos Humanos considera en que la dignidad es intrínseca al ser humano y que su reconocimiento es la base de la libertad, justicia y paz en el mundo (Martínez Bullé-Goyri, 2013). Por consiguiente, el régimen internacional de derechos humanos considera que todos los seres humanos nacen como seres dignos y con los mismos derechos. Dicho supuesto puede dar pie a múltiples debates ya que las diferencias sociopolíticas, económicas y demográficas propias a cada Estado limitan una protección universal de la dignidad humana. Incluso si en teoría, el respeto a la dignidad humana es una base de los regímenes políticos democráticos, en práctica pocos gobiernos pueden garantizar que todos los seres humanos en su territorio sean tratados con respeto y dignidad.
Esta verdad se vuelve aún más compleja en el caso de los migrantes. Para los migrantes, el ser valorados y respetados depende por un lado de las normas legales y sociales de su país de residencia y por el otro lado, de las normas que rigen las sociedades de su país de origen. Este ensayo explora como los actores sociales y políticos tanto en el país de origen como en el país de acogida tienen el potencial de impulsar o inhibir la protección de la dignidad y la valoración de las poblaciones migrantes. En otras palabras, el ensayo busca analizar críticamente la dignidad de los migrantes desde las perspectivas de los dos territorios a los cuales pertenecen. Además del contexto específico de cada territorio, se demuestra que el reconocimiento y valoración de los migrantes dependen de la apreciación de sus cualidades y características individuales. Es importante reconocer que la dignidad universal es un objetivo al que debemos aspirar y que para alcanzarlo es indispensable reconocer los desafíos que existen en el sistema global.
Perspectiva de los países de residencia
Los derechos con los que cuentan los migrantes al igual que gran parte de su valoración y reconocimiento están estrechamente ligados a su situación legal. El acceso a condiciones laborales seguras y a servicios sociales en el país de acogida dependen en gran medida de su estatuto migratorio. Por lo general en los países desarrollados, el acceso a derechos sociales y políticos de los migrantes depende de su tipo de visa, determinado a su vez por ocupación, situación laboral y/o familiar. Sin embargo, recientemente algunos Estados como Portugal, Malasia o el Reino Unido hicieron múltiples excepciones durante la pandemia al otorgar el acceso a servicios hospitalarios a todos extranjeros independientemente de su estatuto legal (Banco Mundial, 2020).
Es importante aclarar que incluso si por lo general los Estados se limitan a garantizar los de los migrantes que cumplen con las normas legales de migración y extranjería, existen asociaciones y agentes de la sociedad civil solidarios y comprometidos con la asistencia social y humanitaria de las poblaciones migrantes más vulnerables. Por ejemplo, el caso de las Patronas en México, un grupo de mujeres voluntarias que desde hace 25 años proporcionan ayuda alimentaria a los migrantes centroamericanos con el sueño de llegar a Estados Unidos (López, 2020). El reconocimiento y valoración social de los migrantes en sus países de acogida es muy variable y tristemente se ha convertido en un tema político que polariza a las sociedades. En términos generales, el reconocimiento social de los migrantes en su país de acogida depende de sus capacidades y características personales. Dichas características como su género, edad, nivel educativo, religión, etnia, color de piel y apariencia física pueden influenciar su grado de su aceptación e integración en la sociedad extranjera.
Incluso si en teoría, aspiramos a un mundo en donde se reconoce la dignidad humana universal y en donde no existe ninguna jerarquía de raza, etnia, religión, género o clase social, la realidad es que globalmente no hemos alcanzado esa meta. Actualmente vivimos en un mundo en donde permean las desigualdades sociales y para sentirnos aprobados por la sociedad, tenemos que cumplir con ciertos cánones establecidos y fomentados por sistemas tradicionales y patriarcales.
Toni Morrison, ganadora del premio Nobel de literatura en 1993, afirmó que nunca hemos vivido en un mundo en donde la raza no importa (Morrison, 2019). A pesar de que esta realidad ha sido desafiada recientemente con los movimientos sociales para denunciar las desigualdades de género y raza, la realidad es que las sociedades aún tienen mucho progreso que hacer en términos de aceptación y apreciación de la multiculturalidad. Es relevante cuestionar las creencias y prejuicios tradicionales que se caracterizan por rechazar las diferencias y empezar a remplazarlas por ideologías que valoren la diversidad cultural y fomenten la igualdad de género y la dignidad universal. Dicho esfuerzo es particularmente importante para lograr valorar el potencial y respetar las diferencias culturales de las poblaciones migrantes.
Los migrantes son agentes económicos que contribuyen a la economía de los países de residencia. Históricamente, en tiempos de posguerra o de reconstrucción, los países desarrollados han recurrido a la demanda de poblaciones migrantes para impulsar su crecimiento económico y tener acceso a mano de obra barata. En estos casos, los migrantes tienden a realizar los empleos denominados como “difíciles, peligrosos y sucios” como por ejemplo los trabajos en el sector de la construcción o de la agricultura.
Si bien, el trabajo de las poblaciones migrantes es necesario para el funcionamiento de las sociedades, la reciente crisis del Covid-19, hizo aún más evidente este hecho. Durante el confinamiento, las poblaciones migrantes demostraron ser indispensables para asegurar la producción y distribución de alimentos y víveres. Asimismo, en diferentes países desarrollados, los asistentes sociales y sanitarios de origen extranjero fueron imprescindibles para atender a las víctimas de la pandemia. La labor ejercida por los migrantes no es siempre reconocida como digna, sin embargo, la pandemia nos demostró que el trabajo de los migrantes en tiendas de autoservicio, hospitales, en el sector de trasportes y de limpieza, son indispensables para el funcionamiento adecuado de las ciudades en los países desarrollados. En efecto, la dignidad de los migrantes puede ser fortalecida desde una dimensión económica que valore aún más su desempeño y contribución a la sociedad.
Perspectiva de los países de origen
Es muy recurrente que los migrantes mantengan lazos con sus países de origen. Una vez en el extranjero es posible que los migrantes sostengan intercambios políticos, sociales y económicos con la sociedad de su país natal. Dichos lazos pueden contribuir a su reconocimiento sociopolítico y económico y por consiguiente a su valoración y construcción como seres humanos transnacionales.
Los países denominados tradicionalmente como “expulsores de migrantes” cuentan con instituciones y normas legales para mantener una relación formal con sus connacionales en el extranjero. Por ejemplo, mediante consulados y programas sociales especiales, los países expulsores de migrantes mantienen un lazo formal con sus diásporas. A través de estas iniciativas formales los migrantes son reconocidos como miembros de la sociedad de su país de origen y en algunos casos tienen acceso a servicios de protección, de salud y de educación. El caso de México y en particular del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, es uno de los más reconocidos al haber desarrollado múltiples programas sociales como las Ventanillas de Salud o becas estudiantiles para apoyar a miembros de la comunidad mexicana en Estados Unidos y Canadá. Estos programas tienen como objetivo el de mejorar la calidad de vida de los mexicanos en el extranjero y el de proporcionales servicios de salud, de atención de derechos laborales y de educación financiera que promuevan a su integración en su país de residencia (Délano, 2016). La implementación de dichos programas sociales muestra por un lado que los países expulsores valoran a sus poblaciones migrantes y reconocen su potencial. El reconocerlos legalmente como parte de la comunidad mexicana y el brindarles servicios sociales contribuye a la disminución de la brecha social entre los mexicanos y las poblaciones locales, lo cual a su vez busca fomentar el reconocimiento de los mexicanos como agentes dignos y productivos en el extranjero.
El reconocimiento social y la adaptación de los migrantes en su país de acogida es importante para su satisfacción personal y sentirse valorados en el extranjero. Sin embargo, los lazos sociales, políticos y económicos que las poblaciones migrantes sostienen con la sociedad de su país de origen también pueden contribuir a su bienestar y sentido realización personal.
Por ejemplo, el hecho de que algunos países expulsores de migrantes permitan que sus connacionales voten desde el extranjero es un esfuerzo de seguir reconociéndolos como agentes políticos a pesar de haber dejado su tierra natal. El garantizar la inclusión de los emigrantes en los procesos electorales de sus respectivos países de origen constituye un reconocimiento transnacional de su capacidad política desde el exterior y una valoración de su participación política.
Las sociedades de los países de origen de los migrantes también contribuyen a su reconocimiento y valoración social. Al reconocer a los migrantes como agentes capaces de colaborar en el desarrollo económico de sus ciudades de origen, los migrantes se sienten partícipes y valorados en sus localidades natales. Mediante el envío de remesas, los migrantes pueden involucrarse en menor o mayor escala en proyectos que apoyen el desarrollo económico de sus localidades. Por ejemplo, ya sea individualmente mediante el envío de remesas a sus hogares o grupalmente por medio de iniciativas a través de clubes de oriundos, cooperativas o iglesias.
Los lazos transnacionales sostenidos entre las poblaciones migrantes y los múltiples actores en sus sociedades de origen son importantes porque más allá de garantizarles el acceso a ciertos derechos, la proximidad cultural puede contribuir a su bienestar al ser reconocidos como personas valiosas capaces de generar cambios positivos en sus ciudades natales.
Conclusión
Este ensayo analizó la complejidad de la dignidad de los migrantes desde dos perspectivas territoriales: la del país de acogida y la del país de origen. Incluso si en la actualidad, el régimen internacional asume que, en teoría, todos los seres humanos nacemos con derechos intrínsecos para alcanzar nuestras libertades y realización personal, lastimosamente, en práctica podemos observar que las capacidades e intereses de cada Estado-nación limitan el respeto universal de la dignidad humana.
Aunado a estas complejidades políticas, la dignidad humana es un objetivo global que requiere cambios de paradigmas a nivel social. Para alcanzar esta meta es necesario cuestionar las brechas de desigualdad y los cánones sociales que fomentan la jerarquía de solamente algunos valores culturales y costumbres. Es importante reconocer que vivimos en un mundo diverso y que la multiculturalidad es una ventaja que puede enriquecernos como humanidad. Para lograr este cambio es necesario adoptar una perspectiva intercultural que fomente un diálogo abierto, crítico y empático que busque comprender y valorar los múltiples contextos socioculturales.
Bibliografía: Banco Mundial (2020) COVID-19 Crisis Through a Migration Lens, Migration and DevelopmentBrief 32. Délano, A. (2016) ¿Un puente hacia la integración? Las políticas mexicanas de vinculación con la diaspora. Revista Mexicana de Política Exterior, 107, 65-87.
López, M. (2020) Las Patronas cumplen 25 años de servir a los migrantes, Vida Nueva Digital, Disponible en: https://www.vidanuevadigital.com/2020/02/14/las-patronas-cumplen-25-anos-de- servir-a-los-migrantes/
Martínez Bullé-Goyri, Víctor (2013) Reflexiones sobre la Dignidad Humana en la Actualidad Boletín Mexicano de Derecho Comparado, Núm. 136, enero-abril de 2013, pp. 39-67.
Morrison, T. (2019) The Source of Self-Regard, Vintage Books: Estados Unidos.
Luchando contra la nostalgia del hogar
Artículo originalmente publicado en Routed Magazine Tambien disponible en inglés aquí Agosto 2020
En los últimos diez años, me he mudado ocho veces en cuatro países diferentes. Como resultado de esta movilidad, me defino como una transmigrante. Hasta cierto punto, siento que pertenezco a estos cuatro países. Puedo identificar fácilmente en un mapa mi biblioteca, cafetería o restaurante favorito en la Ciudad de México, Oxford, Londres, París y Bruselas. Tengo lazos emocionales y recuerdos ligados a estos múltiples territorios que alguna vez llamé mi hogar. Sin embargo, debo decir que la Ciudad de México es diferente de las otras. México es mi país de origen y me siento más arraigada a ese territorio. Nací y crecí allí y todavía me atrae el aroma particular de los chiles asados que cubren las cocinas mexicanas cada fin de semana. Sin embargo, lo que más extraño de México es la espontaneidad de su gente, que se manifiesta en las arenas de la lucha libre.
La lucha libre mexicana es más que una simple pelea; es un espectáculo colorido entre luchadores que participan en dramáticas acrobacias en un ring. Cada uno de sus movimientos y giros está acompañado de una intensa interacción con el público que grita impulsivamente para apoyar a su luchador favorito. La atmósfera eufórica y convival captura la alegría y la improvisación que más extraño de mi país. Desde que me fui en 2010, decidí viajar siempre con una máscara de luchador en mi maleta. Con ella he logrado recordar los momentos felices que pasé con mis amigos en México, sentirme cerca de las tradiciones surrealistas de mi nación y compartir las particularidades de la lucha libre con mis nuevos amigos. También se ha convertido en un elemento habitual en mis fotografías de viaje. Últimamente, he usado mi máscara para crear diseños e imágenes originales para poner una sonrisa en las caras de la gente durante esta época de crisis.
Las máscaras de lucha libre resguardan historias y significados. Para un luchador mexicano, una máscara define su personalidad e incluso simboliza su orgullo y honor. De hecho, entre las mayores vergüenzas de un luchador está la de perder su máscara durante la lucha en el ring. Para mí, mi máscara preserva recuerdos. Me hace pensar en los fines de semana en la Ciudad de México cuando de niña tenía que acompañar a mi madre a algunos eventos deportivos especiales. Ella es ortopedista y experta en medicina del deporte, por lo tanto, de vez en cuando, tenía que ocuparse de luchadores heridos.
Las máscaras también me recuerdan mis visitas al Mercado de Sonora en la Ciudad de México desde 2010. Cada vez que visito a mi familia en México, trato de ir a este ecléctico mercado para conseguir máscaras para mis amigos en Europa. Este mercado es un lugar único ya que se especializa por un lado en artículos para fiestas como globos y disfraces, y por otro lado en artefactos esotéricos y religiosos que la gente usa para rituales paganos, incluyendo hierbas ancestrales, velas y objetos “mágicos”. Al mismo tiempo, las máscaras me han permitido construir un puente entre mi país de origen y mi país de residencia. Uno de los mejores ejemplos fue en 2015 cuando el Royal Albert Hall organizó un espectáculo de lucha libre. Por mis experiencias en México, jamás me hubiera imaginado que uno de los teatros más prestigiosos de Londres albergaría un evento tan folclórico y exuberante. Estaba emocionada y me apresuré a contarle a mi familia en México sobre el evento. Para asegurarme de que entendieran la naturaleza del espectáculo, usé analogías: “El Royal Albert Hall es como el Palacio de Bellas Artes de México o la Ópera Garnier de París”. El evento fue un éxito y esa noche se convirtió en una de las más memorables al ver como mis amigos gritaban sin control desde elegantes sillones de terciopelo rojo.
Finalmente, mi máscara me ha acompañado en importantes acontecimientos como las celebraciones tras mis últimos exámenes en la Universidad de Oxford, mi boda, mi primera conferencia académica y mis viajes. Cuando visito lugares nuevos, siempre llevo mi máscara azul y me hago una foto delante de los sitios más emblemáticos como el Taj Mahal, el Coliseo o Machu Picchu. Además de las imágenes, lo que más me gusta de esta tradición es observar cómo despierta la curiosidad de la gente y cómo suscita conversaciones con otros viajeros o con los locales. En definitiva, mi máscara se ha convertido en un vehículo para reafirmar mi identidad, un baúl de recuerdos felices y una herramienta para compartir historias que hacen que la gente sonría.
El nexo entre gastronomía y migración: el caso de la diáspora mexicana en Europa
La gastronomía constituye un símbolo de identidad nacional que produce orgullo, alegría y bienestar. Los aromas, ingredientes y sabores de ciertos platillos desencadenan memorias con la familia y recuerdos gratos con los amigos. Sin lugar a duda, la comida tradicional es una plataforma que yuxtapone sentimientos de nostalgia y de gran júbilo. Estos sentimientos se intensifican al vivir fuera de nuestro país de origen.
El vivir en el extranjero tiene un gran impacto en la forma en la que se valora la gastronomía nacional. Al ser migrante, los platillos del lugar de origen se convierten en un símbolo de identidad, cultura, y tradición. Para poder acceder a la gastronomía nacional, en ocasiones, los migrantes deben de aprender a adaptar los ingredientes y los recursos disponibles en la ciudad que los acoge para poder cocinar exitosamente su gastronomía nacional.
Sin embargo, las estrategias que los migrantes desarrollan para poder preparar platillos típicos de su país de origen, no se limitan a los recursos disponibles en el país en donde han emigrado. En efecto, los migrantes han desarrollado tácticas transnacionales para acceder a ingredientes, ideas, técnicas y recetas para poder concretar sus platillos tradicionales. Para los migrantes, la gastronomía se ha convertido en una razón para mantener y seguir alimentando relaciones sociales y económicas con sus países de procedencia.
En este ensayo se presentan diferentes estrategias que migrantes lationamericanos viviendo en Europa han establecido para poder preparar la comida que los conecta a sus raíces. El ensayo presenta ejemplos recaudados a partir de entrevistas con migrantes mexicanos viviendo en Bratislava, París y Bruselas. Concretamente, el ensayo explora cómo la gastronomía nacional ha moldeado las estrategias de migración y de vida de tres mexicanos en Europa. A partir de sus historias de vida, este ensayo hace reflexiones sobre el impacto que la cocina tradicional mexicana puede tener en la forma de migrar, en el acceso a empleo y en la identidad de los migrantes. Cabe mencionar que los nombres de los participantes se han cambiado para proteger su identidad y privacidad.
Un rincón de México en Bratislava
A unos pasos de la plaza central de Bratislava, se encuentra un restaurante mexicano que sirve varios de los platillos más tradicionales como tacos, enchiladas y guacamole. Todos los platillos son preparados con productos naturales y sazonados con autentico sabor casero. El restaurante está a cargo de una familia originaria de la Ciudad de México, la cual ha logrado instalarse en Eslovaquia y replicar recetas mexicanas con las que crecieron en su país de origen.
Su restaurante y sus estrategias de movilidad reflejan el fuerte apego que mantienen con México. La familia Rodríguez decidió mudarse a Bratislava para emprender un nuevo negocio por las oportunidades económicas y el sistema migratorio en ese país. María, la dueña del restaurante, decidió migrar a Eslovaquia por sus normas de migración para emprendedores extranjeros. Una vez instalada, se dedicó a encontrar mercados y formas de conseguir ingredientes auténticamente mexicanos para elaborar sus platillos tradicionales. Debido a la falta de material e ingredientes en Bratislava, María y su familia optaron por importar productos desde Viena, Austria.
La familia Rodríguez cuenta con una importante red de contactos personales y profesionales en Viena, la cual les permite acceder a ingredientes auténticamente mexicanos. Por ejemplo, gracias a esta red transnacional, la familia tiene acceso a tortillas nixtamalizadas europeas que utilizan como base de la mayoría de todos sus platillos.
Además de cocinar, uno de los grandes placeres de la familia Rodríguez es recibir a mexicanos, los cuales elogian y reconocen el sabor auténtico de su comida. Arturo, el dueño del restaurante aseguró que ha tenido clientes mexicanos que viajan desde Holanda y otros países para comer en su establecimiento. Los comentarios positivos por parte de la diáspora mexicana en Europa alientan tanto a María como a Arturo a seguir cocinando platillos mexicanos. Por un lado, la tradición de su cocina logra conectar a ambos emprendedores con sus raíces. Por otro lado, el reconocimiento por parte de la comunidad mexicana les enorgullece y los motiva a seguir creando platillos.
La historia de la familia Rodríguez revela varios aspectos interesantes desde un punto de vista sociológico y económico. Primero, porque la familia decidió instalarse en Bratislava a raíz de las oportunidades estructurales y políticas derivadas del régimen de migración eslovaco. Segundo, la familia de emprendedores ha logrado crear redes comerciales transnacionales para el suministro de sus ingredientes. Finalmente, este ejemplo demuestra la importancia que los mexicanos dan a su gastronomía al desplazarse desde otros países para comer autenticas enchiladas o tacos en Bratislava.
Haciendo tacos y burritos en París
Ernesto es un chef y manager de una taquería en el norte de París desde el 2012. Es originario de Monterrey y desde hace seis años disfruta mucho cocinar comida mexicana en Francia. La gastronomía mexicana le ha permitido: acceder a un empleo, mantener relaciones con la diáspora Latinoamérica y seguir conectado con su lugar de origen mediante la preparación de tacos y burritos auténticamente mexicanos.
Ernesto pudo migrar a París por su talento culinario y por el apoyo de la comunidad mexicana en Francia. Gracias a su creatividad y gran pasión por cocinar platillos mexicanos, logró obtener una visa de emprendimiento para trabajar en la capital francesa. El manager y chef autodidacta aprendió a cocinar observando a su madre y familia, sin embargo, en París adquirió mucha más experiencia y ahora experimenta con nuevos ingredientes para crear platillos novedosos.
Ernesto también se ha dado a la tarea de decorar el pequeño restaurante con elementos mexicanos que crean un ambiente muy familiar y cercano a su tierra de origen. Además de los objetos, los empleados que trabajan en la taquería han logrado recrear un entorno latinoamericano. Efectivamente, todos los empleados del restaurante son de origen latino y disfrutan aprender nuevas técnicas culinarias mexicanas desde el extranjero. Durante la preparación de los alimentos, los migrantes latinos bromean y cortan ingredientes al ritmo de música latina. Resulta interesante destacar que este pequeño grupo de migrantes mantienen vivos ciertos trazos culturales al trabajar conjuntamente, por ejemplo: el humor, la cocina, y la música latinoamericana.
Además de disfrutar el ambiente de trabajo, Ernesto confesó que lo que más le gusta de laborar en la taquería es poder cocinar y ofrecer comida que “sí sabe a México”. Para él, es muy importante que los restaurantes en el extranjero preparen comida auténticamente mexicana.
La taquería de París atendida por Ernesto es un lugar en donde se pueden observar concretamente los lazos entre la gastronomía y la migración. En primer lugar, Ernesto logró mudarse a Francia por sus dones culinarios. En segundo lugar, la taquería tiene fama de ser uno de los pocos lugares que sirve comida mexicana autentica en París. Muchos de los clientes del restaurante son mexicanos que buscan saciar su antojo de tacos y salsas. Finalmente, el restaurante se ha convertido en una fuente de empleo para otros migrantes de origen latinoamericano. Para Ernesto, es importante tener un ambiente de trabajo divertido y cordial por lo cual ha optado por contratar cocineros lationamericanos.
Antojitos mexicanos en Bruselas
Gabriela es una migrante mexicana que vive en Bélgica desde hace más de diez años. Recientemente abrió su propio restaurante en uno de los barrios más multiculturales de Bruselas. Gabriela es una mujer emprendedora que tuvo la idea de abrir un restaurante mexicano porque no existía un establecimiento que ofreciera todo tipo de antojitos auténticamente mexicanos. En el menú del restaurante de Gabriela, se pueden encontrar tamales, tacos, quesadillas, empanadas, aguas de sabor y cocteles a base de tequila.
Antes de abrir su local, Gabriela contó con el apoyo de la comunidad mexicana para hacer trabajos de albañilería, pintar murales para decorar el interior del establecimiento y para promocionar el restaurante. A partir de su negocio, Gabriela pudo ofrecer empleo a varios mexicanos que estaban dispuestos y contentos de colaborar en la apertura del primer restaurante de antojitos mexicanos en la capital europea.
Una vez inaugurado el restaurante, Gabriela se dedicó a ofrecer una amplia gama de comida mexicana. Para ella, lo más importante es que sus alimentos transporten a México a cualquiera que los consuma. En varias ocasiones, la emprendedora chiapaneca ha recibido excelentes comentarios de sus clientes mexicanos satisfechos y entusiasmado poder tener acceso a comida casera mexicana.
Sin lugar a duda, uno de los aspectos más originales del restaurante de Gabriela es la decoración. Las paredes del lugar están decoradas con diseños de artistas mexicanos y colores vibrantes que transmiten la calidez y alegría latinoamericana. Aunado a la decoración, Gabriela considera que las festividades mexicanas son importantes para mantener vivas las tradiciones incluso desde el extranjero. En el mes de noviembre, Gabriela tuvo la iniciativa de organizar una fiesta para celebrar el Día de los Muertos. Como parte del ritual, la emprendedora cocinó pan de muerto, instaló un altar y organizó un concurso de disfraces.
El ejemplo del restaurante de Gabriela es importante para subrayar ciertos aspectos que amalgaman a la gastronomía y a la migración. Tanto la iniciativa de abrir un restaurante como la comida y antojitos que ofrece han acercado a la comunidad mexicana viviendo en Bruselas. Por un lado, la apertura del restaurante ofreció oportunidades de empleo para ciertos mexicanos. Por otro lado, los antojitos disponibles en el local atraen a clientes mexicanos que extrañan los sabores típicos de su país de origen. Finalmente, la celebración del Día de Muertos revela la importancia de la comida y las tradiciones mexicanas. A pesar de la distancia, miembros de la comunidad mexicana se reunieron en el restaurante de Gabriela para comer el tradicional pan de muerto y recordar sus seres más queridos.
Conclusión Este ensayo presentó tres historias de vida para analizar los lazos que existen entre la gastronomía y la migración. A partir de estos tres casos, se puede observar que las iniciativas gastronómicas de los mexicanos en Europa han creado oportunidades de movilidad y de empleo para su propia comunidad y para la comunidad latinoamericana. Asimismo, se ha podido observar que miembros de la diáspora mexicana, siguen reafirmando su identidad desde el extranjero con orgullo y determinación. Finalmente, mediante el consumo de platillos nacionales, los mexicanos siguen deleitándose de los sabores con los que crecieron y creando espacios de convivencia.
La solidaridad con México no tiene fronteras
Texto publicado originalmente en la Revista Ruiz-Healy Times Noviembre 2017
Durante conflictos y desastres naturales, las diásporas también reaccionan desde el extranjero para apoyar a su país de origen. Apenas en septiembre, México fue sacudido por terremotos y numerosas familias han perdido sus hogares, lugares de trabajo y escuelas para sus niños. Poblados han sido completamente destrozados y la infraestructura de muchas carreteras dañada. Gracias a la tecnología y al rápido flujo de información, los mexicanos que viven en el extranjero se han mantenido al tanto de los daños causados por los terremotos y de cómo se vive la situación en el país.
Además de la información disponible en internet, en particular en las redes sociales, la comunicación directa con la familia ha sido fundamental para los mexicanos en el extranjero por varias razones. La primera, para asegurarse de la integridad física de sus seres más queridos y cercanos. Segundo, para obtener información de primera mano sobre cómo se está viviendo esta catástrofe nacional. Finalmente, la comunicación personal fortalece la solidaridad con el pueblo mexicano y estimula la empatía y ganas de colaborar en la reconstrucción del país desde el extranjero.
La reacción por parte de la comunidad mexicana en el extranjero ha sido casi inmediata. Pocos días después de los temblores, grupos de mexicanos radicados en Montreal, Paris, Bruselas, Los Ángeles, Madrid, Londres, Mannheim, entre otras ciudades, tomaron la iniciativa de organizar eventos para recaudar fondos y enviarlos a las regiones más afectadas del país. Todo el sentimiento de frustración al no poder colaborar presencialmente en la reconstrucción del país, se transformó en conciertos caritativos, festivales de gastronomía, proyecciones de cine, grupos de donaciones en línea, marchas, entre otros.
Los eventos de recaudación de fondos desde el exterior del territorio nacional demuestran la solidaridad de los migrantes mexicanos con su pueblo y su agilidad para movilizar todos los recursos a su disposición para convocar a los habitantes de las ciudades en donde se encuentren sin importar su nacionalidad.
Gran parte de los eventos organizados por los mexicanos en el extranjero rescatan elementos culturales mexicanos. Por ejemplo, se han organizado conciertos de son jarocho y mariachi. Asimismo, se han vendido tacos, pozole, tamales y otros platillos típicamente mexicanos alrededor del mundo para juntar la mayor cantidad de donaciones. Cada uno de estos eventos ha hecho un llamado a la solidaridad internacional con nuestra nación.
Los mexicanos no han sido los únicos que se han movilizado para reconstruir al país. La comunidad latinoamericana en el extranjero también ha tomado la iniciativa de apoyar a sus hermanos mexicanos en la organización de eventos culturales para recaudar fondos para los más afectados. Migrantes de Ecuador, Perú, Argentina, Chile, por nombrar algunos, se han involucrado en la organización de eventos culturales. México está pasando por un momento muy difícil. Las fotos, videos y noticias que circulan en las redes sociales nos recuerdan que el pueblo mexicano está sufriendo. Afortunadamente, toda esta información también nos ha demostrado que el pueblo mexicano tiene un inmenso corazón, determinación y fuerza. Tanto la sociedad civil mexicana en el territorio nacional como en el extranjero, han demostrado que, en casos de emergencia, no importa la distancia ni los recursos disponibles para poder contribuir en el alivio de desastres naturales y en la reconstrucción de la nación.
¿Cómo enfrentar la crisis migratoria de haitianos y africanos en Baja California?
Texto publicado originalmente en la Revista Ruiz-Healy Times Junio 2017
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Migración (INM), 3,700 migrantes originarios de Haití, Nigeria y El Congo, entre otros países africanos, residen en Baja California. La gran mayoría de estos migrantes han llegado al norte del país con el sueño de cruzar hacia Estados Unidos; sin embargo, debido a las políticas de inmigración represivas estadounidenses, dichos extranjeros se han visto obligados a permanecer en el territorio nacional indefinidamente.
Frente a esta nueva crisis migratoria que sufre nuestro país, diversas organizaciones cristianas y de protección social han brindado ayuda humanitaria a los migrantes. Por ejemplo, en Tijuana miembros de la Iglesia de Embajadores de Jesús han comenzado a construir una villa de 22 casas conocida como “Pequeña Haití”. Esta iniciativa surgió con el fin de ayudar a los 225 haitianos que hasta la fecha se hospedan en la Iglesia del Pastor Gustavo Banda Aceves. La construcción de casas para albergar a los inmigrantes es un excelente ejemplo de medida a corto plazo para hacer frente a la crisis migratoria que afecta a miles de haitianos y africanos en el norte de México; no obstante, también existen estrategias a mediano y largo plazo que se podrían implementar para hacer frente a los retos de esta población.
Gran parte de la población inmigrante de origen haitiano o africano se encuentra en un limbo legal sin haber conseguido regularizar su situación migratoria. Al no tener un estatuto legal de refugiados o visitantes por razones humanitarias, los migrantes se ven expuestos a riesgos adicionales y abusos por parte de las autoridades e incluso, por miembros de la sociedad mexicana. En efecto, la falta de reconocimiento como refugiados priva a los inmigrantes haitianos y africanos de acceso a un empleo, a servicios de salud y educación. Como resultado, una de las estrategias más urgentes para enfrentar la crisis migratoria en Baja California es acelerar el reconocimiento como refugiados de la población inmigrante de origen haitiano y africano. A partir de la regularización de su estatus migratorio, la población podría acceder a empleos y así entablar su proceso de independización económica.
Aunado a esta estrategia legal, el Estado mexicano y miembros de la sociedad civil podrían impulsar programas que favorezcan la integración económica de los inmigrantes a largo plazo. De acuerdo con el Centro de Estudios de Refugiados de la Universidad de Oxford, las poblaciones de refugiados pueden impulsar la innovación y el desarrollo económico siempre y cuando se reconozcan sus capacidades y vulnerabilidades. Dicho estudio demuestra que, con políticas públicas que ofrezcan apoyo y oportunidades económicas, es posible impulsar iniciativas emprendedoras desarrolladas completamente por inmigrantes; no obstante, para poder lograr que los inmigrantes desarrollen sus propias iniciativas es necesario identificar sus capacidades, talentos y ambiciones. Antes de poder implementar cualquier tipo de programa, lo más idóneo sería conocer el perfil de los inmigrantes. El conocer a la población extranjera ayudaría a crear programas de desarrollo más adaptados a sus necesidades lo cual tendría un impacto positivo no sólo en la situación económica de los haitianos y africanos sino, también, en iniciativas innovadoras en el territorio nacional. Otro aspecto importante que hay que tomar en cuenta para la integración de los recién llegados a Baja California son sus vulnerabilidades. Muchos de los lugares de origen de estos inmigrantes son de Estados actualmente en conflicto como es el caso de Nigeria o Estados damnificados por desastres naturales como Haití. El hecho de abandonar su país de manera forzada o estar expuestos a amenazas terroristas y climatológicas, más los peligros atravesados durante la ruta migratoria, pueden generar gran estrés y desestabilidad emocional en la población inmigrante.
Como resultado, es importante ofrecer un seguimiento psicológico a los recién llegados de Estados en conflicto para maximizar su adaptación paulatina y exitosa en la sociedad receptora. Otro reto al que se enfrenta la población de Haití y África es la falta de conocimiento del español. Sus idiomas maternos son el francés, creole, portugués e inglés entre otros. Esto no necesariamente es problemático ya que es una habilidad que puede ser utilizada en el sector laboral, sobre todo si consideramos que en las zonas fronterizas entre México y Estados Unidos se habla inglés muy frecuentemente; pero es importante considerar que la falta del dominio de la lengua española podría llegar a crear dificultades en la relación entre los extranjeros y la sociedad mexicana. Además de los esfuerzos a nivel legal, económico y psicológico, la sociedad mexicana debe de fomentar políticas de tolerancia a favor de la diversidad cultural y racial. Recientemente un periódico de San Diego publicó una nota en donde se menciona que personas, que han aportado recursos para la construcción de la “Pequeña Haití” en Tijuana, han recibido amenazas. La sociedad mexicana debe acoger a los nuevos migrantes para permitir la integración y una coexistencia respetuosa y en paz.
La relación Estado diáspora: un reto para México
Texto publicado originalmente en la Revista Ruiz-Healy Times Marzo 2017 Los Estados expulsores de migrantes tienen diversos motivos económicos, políticos y sociales que los impulsan a establecer relaciones con sus connacionales en el extranjero. Existen distintas estrategias que dichos Estados han puesto en marcha para poder mantener relaciones transnacionales las cuales generan nuevas posibilidades de desarrollo y crecimiento económico. Desde la década de los noventa, y particularmente a partir del gobierno de Vicente Fox (2000-2006), la relación entre el Estado mexicano y su diáspora se intensificaron. Con la creación del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) en 2003, la relación Estado-diáspora se institucionalizó y abrió las puertas a la participación directa de los emigrantes mexicanos en la formulación de políticas públicas.
El IME tiene tres objetivos principales: proteger los intereses de los mexicanos en el extranjero; desarrollar un espacio de diálogo y cooperación entre el Estado mexicano, los líderes migrantes, la diáspora mexicana, los académicos, los actores de la sociedad civil y los actores del país receptor; y finalmente, velar por el bienestar y la integración de los mexicanos viviendo en el exterior. Para poder lograr dichos objetivos, el IME ha desarrollo programas culturales, deportivos, educativos, financieros y de salud que se enfocan en mejorar el estilo de vida, garantizar una mejor integración y proteger los intereses de los connacionales que viven fuera del país.
El Estado mexicano invierte en su diáspora principalmente por cuatro razones. La primera se basa en la premisa del desarrollo económico mediante las remesas. De acuerdo con información del Banco de México, las remesas enviadas a México alcanzaron una suma total de 24, 625 millones de dólares entre enero y noviembre del 2016 (El Banco de México). Varios analistas han observado que esas cifras han aumentado en los últimos meses debido a la incertidumbre política orquestada por el recientemente elegido presidente Donald Trump. La segunda razón por la cual es Estado mexicano invierte en la relación con su diáspora es, en parte, resultado del régimen de migración internacional, el cual enfatiza la necesidad de proteger a los migrantes y garantizar el cumplimiento de sus derechos humanos. La tercera razón para justificar el interés por parte del gobierno mexicano en su diáspora es la movilización política y demandas organizadas por líderes de las comunidades mexicanas que residen en el extranjero. Finalmente, la cuarta razón resulta del potencial cabildeo político de la comunidad mexicana en las políticas de los países receptores, específicamente en Estados Unidos, principal destino de los migrantes mexicanos.
Al desarrollar una relación con su diáspora, el Estado mexicano se encuentra en una posición en donde debe encontrar el balance entre los intereses de varios actores. Su prioridad es de garantizar los derechos y protección de sus expatriados. Sin embargo, el Estado debe tomar en cuenta la soberanía del Estado receptor, las demandas provenientes directamente de sus diásporas y finalmente las divergencias que puedan existir a nivel nacional entre los diversos grupos de poder. Uno de los grandes retos en la elaboración de políticas emigratorias y en el fortalecimiento de la relación Estado-diáspora es encontrar el balance entre la política de inmigración de los países receptores y el interés nacional. Aunado a ese gran reto, el cuerpo diplomático nacional deberá poner especial atención en las nuevas políticas de inmigración del presidente Trump y en el clima antiinmigrante y xenófobo inspirado por la visión del republicano.
Un gran eje de la relación entre el gobierno mexicano y su diáspora es el económico. A través del establecimiento de canales seguros de envío de remesas, el Estado espera un constante flujo de capital económico de inversión en México. Sin embargo, no hay ninguna garantía de que el flujo económico será constante e imperecedero, sobre todo bajo el panorama político que se avecina.
De acuerdo con las últimas cifras del Pew Research Center, el número de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos ha disminuido drásticamente desde el inicio de la gran recesión económica. Actualmente hay más mexicanos regresando a México que los que llegan a Estados Unidos. Dadas las recientes elecciones en Estados Unidos y las declaraciones proteccionistas del presidente Trump, podemos esperar que los mexicanos que radican en el extranjero sigan optando por regresar a México.
Como resultado a esta tendencia, la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Relaciones Exteriores han puesto en operación el Programa Somos Mexicanos, cuyo objetivo es facilitar la reinserción social y laboral de los mexicanos repatriados desde Estados Unidos para seguir impulsando el desarrollo de México. El programa busca brindar atención a los repatriados a través de módulos de atención de autoempleo y vivienda, educación, salud, comunicación, reunificación familiar y traslados.
Con el nuevo gobierno de Estados Unidos el gobierno mexicano tendrá dos grandes retos para proteger al mayor número de connacionales: para los mexicanos que decidan permanecer en Estados Unidos se tendrán que reforzar los programas y estrategias para garantizar el respeto de sus derechos y facilitarles asesoría legal; por otro lado, los connacionales que decidan regresar al país también requerirán mayor atención para poder lograr su reintegración a la sociedad mexicana. Para lograrlo será necesario conocer mejor el perfil y el capital social de los migrantes que regresan a la nación.
Redes transnacionales de migrantes
El fenómeno migratorio se ha convertido en un tema de relevancia política, económica, social y cultural. En un intento para comprender la dimensión y complejidad del fenómeno migratorio, se han desarrollado múltiples teorías dentro de las cuales destaca el análisis de las redes establecidas por los migrantes entre su lugar de origen y de residencia.
El estudio de las redes establecidas entre los migrantes en el extranjero y sus familiares o conocidos en su país de origen, ha ayudado a comprender hasta cierto punto el origen, la composición, la dirección y la persistencia de los flujos migratorios.
Dichos lazos son percibidos como una red social que facilita e influye la toma de decisión de futuros migrantes en dejar su país de origen. El intercambio de información entre las fronteras reduce los riesgos de emigración y establece patrones de movimiento que pueden ser utilizados por futuros migrantes. Como resultado del intercambio de información, los lazos transnacionales impactan directamente en el origen de la migración por la influencia en la toma de decisión desde un nivel comunitario.
Sin embargo, dicha perspectiva percibe a los migrantes como agentes pasivos, influenciados meramente por sus familiares, amistades y comunidad. El estudio de las redes transnacionales, carece de énfasis en la teorización del origen de la migración ya que no analiza propiamente los motivos y las características individuales de los migrantes como pueden ser su educación y sus habilidades. Asimismo, el estudio de los nexos transnacionales, atenúa la capacidad de raciocinio y agencia por parte de los migrantes en establecer movimientos pioneros sin ningún patrón migratorio previo.
Respecto a la composición y dirección de los flujos migratorios, el análisis de redes transnacionales establece que la relación entre los actores involucrados son simétricas (Krissman, 2005:13). Dichos nexos de parentesco o amistad desempeñan diferentes funciones en la vida de los migrantes. Por ejemplo pueden ser utilizados en casos de emergencia o simplemente para encontrar trabajo en el extranjero.
No obstante, los lazos sociales desarrollados por los migrantes no son exclusivamente comunitarios o familiares. De hecho, limitar los flujos transnacionales a lazos comunitarios y de parentesco sería excluir a una serie de actores políticos, económicos y sociales como los consulados u organizaciones no gubernamentales que también participan en el proceso de migración. De la misma manera, afirmar que la relación entre los migrantes y su lugar de origen en simétrica, indicaría que los flujos migratorios perpetúan a través del tiempo mediante un mecanismo fijo, constante y organizado de intercambio de información. Sin embargo, los lazos transnacionales no perduran a través del tiempo por tres principales razones. En primera por el número y tipo de actores involucrados en el proceso migratorio, en segunda, por la existencia de capital social negativo (Mahler in Krissman, 2005:20), y en tercera,, por los procesos de asimilación de los migrantes en el país receptor.
En cuanto a la dirección de los flujos migratorios, el análisis de las redes transnacionales se limita a afirmar que los migrantes siguen patrones migratorios establecidos previamente. Sin embargo, limitarse a esta afirmación sería reducir la capacidad de los migrantes en establecer nuevas rutas para desplazarse.
Finalmente, los especialistas en el estudio de redes afirman que mediante esta perspectiva se puede comprender la persistencia de los flujos migratorios. Boyd (1989) argumenta que las redes sociales transnacionales perpetúan a través de las visitas de los migrantes a su ciudad de origen, de las actividades que vinculan a los migrantes en su lugar de residencia con su comunidad de origen y finalmente por medio de la contracción de matrimonio entre oriundos, el cual perpetúa relaciones comunitarias temporal y espacialmente. No obstante, deducir que todos los migrantes participan en el intercambio de información coartaría el entendimiento del proceso migratorio. No todos los migrantes viviendo en el extranjero participan en dichos flujos. En ocasiones debido a un proceso de asimilación en su nuevo lugar de residencia, o a su decisión de no participar en las asociaciones migrantes o simplemente por miedo a ser identificados por las autoridades y ser deportados.
En general, la teoría de redes es útil para determinar ciertos patrones y tendencias migratorias. Sin embargo tiene limitantes tales como la saturación de las redes o el establecimiento de migrantes en nuevas localidades.
Fuentes de información:
Boyd, M. (1989). Family and Personal Networks In International Migration: Recent Developments And New Agendas. IMR, Vol. 23(3), 638-670.
Krissman, F. (2005). Sin Coyote Ni Patrón: Why “Migrant Network” Fails to explain International Migration. IMR Vol 39(1), 4-44.